Hola queridos amigos, bienvenidos a un nuevo encuentro de Cápsulas de Sabiduría. Hoy reflexionaremos sobre los alcances y las limitaciones de internet, la red de redes del mundo.
Sin dudas uno de los grandes hitos de la historia, así como lo fue la Revolución Industrial en su momento, fue la aparición de internet. Esta red de redes permitió interconectar las redes de comunicación de todo el mundo, generando una verdadera revolución en casi todos los ámbitos.
Al día de hoy, más de la tercera parte de la población mundial está conectada a través de internet. Gran parte de las industrias se tuvieron que reconvertir de modo de tener su espacio en la gran nube. En particular, todos los sectores de comunicación, la telefonía, la radio, la televisión, el correo postal y los periódicos tradicionales se vieron transformados y redefinidos de una manera notable.
Por supuesto, los demás sectores también se vieron tocados por internet y al día de hoy pareciera que esta red global va engullendo todo a su paso: desde la educación, la economía, las finanzas y las ciencias en general hasta las artes en casi todas sus vertientes.
También se generaron nuevos servicios, siendo uno de los más notables las famosas redes sociales, donde millones de personas interactúan día a día en función de diversos vínculos y puntos en común.
En resumen, podemos decir que gracias a internet cualquiera puede expresar sus ideas, creencias y pensamientos y las mismas tienen la potencialidad de ser escuchadas por casi todo el mundo. Información que va y viene al segundo desde todos los puntos del planeta.
Todo esto generó tanta repercusión, que al día de hoy pareciera que quien no está en internet no existe. Sin embargo, analicemos con algo más de profundidad qué es lo que hay detrás de internet.
Para decirlo de una manera sencilla, internet se comporta como una gran tela de araña, un entramado donde todo está interconectado. ¿Y de qué está hecho ese entramado? Básicamente podemos decir que esta telaraña está tejida de verdades y mentiras, interconectadas de un modo tal que no es fácil distinguir donde comienzan unas y donde terminan las otras.
Es por eso que se trata de un arma de doble filo, y como todo aquello que tiene dos filos, dos caras, puede usarse para bien o para mal. Puede usarse para beneficio del sujeto o para su perjuicio. Es por esta razón que hoy se ha convertido también en un mecanismo de poder, ya que en el entramado que se ha tejido con internet están presentes todos los paradigmas, arquetipos, leyes y mandatos de nuestra época. Todo el mundo actual está asentado en ese conglomerado de arquetipos y paradigmas.
Entonces, volviendo al simbolismo de la tela de araña, podemos pensar a internet como una red que está a la espera de que personas incautas, como si fueran insectos ingenuos, se posen sobre ella para luego ser devoradas por los paradigmas y mandatos de la época. Es decir, la araña del sistema está al asecho para inyectar su veneno de poder y mentiras.
Pero entonces, ¿qué utilidad tiene internet? ¿Tiene realmente valor? Como siempre decimos, todo dependerá de cómo nos posicionemos. Si nos posicionamos desde lo propio, internet será una herramienta útil para nosotros. Pero si nos posicionamos desde lo que dice el otro, internet nos engullirá. Si vamos desde lo propio, internet será una herramienta utilizada por nosotros. Por el contrario, si vamos desde los mandatos del otro, será internet quien nos utilice.
Debemos recordar siempre que la salida está desde el Sí mismo, desde el individuo. Las respuestas que buscamos están dentro de nosotros, no en el afuera. En esta época, la salida no está en lo colectivo, en algún movimiento cultural. La salida está en el individuo, en el sujeto que se orienta al Sí mismo.
Somos nosotros quienes debemos cortar ese tejido, ese entramado impuesto por el otro. Con la espada del Espíritu debemos cortar esos lazos, los lazos que nos encadenan con todo lo de afuera. Como hace el héroe mítico, que con coraje y valentía, desafía todos los arquetipos y va más allá de ellos. Ahí está la liberación.
Bueno, hasta aquí llegamos con la reflexión de hoy.
Hasta la próxima y gracias por escuchar.