Reflexión #043

Una Mirada Sobre la Educación | ¿Qué vale la pena enseñar? ¿Cuál es el rol del docente?

Hola queridos amigos, bienvenidos a un nuevo encuentro de Cápsulas de Sabiduría. Hoy hablaremos sobre un tema sumamente importante: la educación.

Sin dudas, la docencia debe ser uno de los servicios más nobles y gratificantes. Desde mi experiencia como docente, no hay mayor satisfacción que transmitir a los alumnos la libertad de ser, empoderarlos como individuos. Es por eso que la docencia conlleva también una gran responsabilidad, ya que el maestro puede marcar la vida del alumno con una palabra, con una mirada, con una sonrisa, con el ejemplo.

Por eso lo más importante es que el maestro, esté en el nivel que sea, desde la enseñanza básica a la más compleja, vaya siempre desde el Amor. De esa forma, las palabras del maestro llegarán al corazón de sus alumnos, formándolos no sólo en lo técnico, sino también como personas que es lo más importante.

En este sentido, Krishnamurti afirmaba que los educadores, los maestros, deben tener una condición especial, deben ser individuos con los temas de la vida resueltos ya que todo lo no resuelto en el maestro, ruidos internos, conflictos, prejuicios, etc., se transmite implícitamente al alumno. Por eso, el educador debe estar orientado en la vida, debe estar polarizado hacía el Sí mismo para transmitir esa luz a los alumnos. Esa es la verdadera enseñanza, eso es lo que vale la pena enseñar. Y para que el maestro pueda transmitir la luz del Sí mismo no queda otra que él sea el vivo ejemplo de eso. Ya que siempre debemos recordar que no se puede enseñar lo que no se vive. Eso es una ley.

Por eso hay que tomar nuestra vida como si fuera nuestra propia obra de arte, nuestra propia creación. Como hicieron y hacen todos los iniciados: Buda, Jesús, Sócrates, Bach, Mozart, Beethoven, Wagner, Jung, Gurdjieff, Hesse, Krishnamurti. Todos ellos fueron verdaderos educadores, ya que enseñaron con su propia vida.

Debemos tener en cuenta que el alumno es maleable, aprende por imitación, con el ejemplo. Se debe enseñar ética, es decir, a estar más allá de los bienes, de las relaciones, a ir más allá de los paradigmas. De esta forma, se le dará a los alumnos, la enseñanza más importante que se les pueda dar: la de ser ellos mismos, la de ser fieles a ellos mismos. Los docentes deben ser un puente para que los alumnos vayan más allá de los paradigmas y mandatos de la cultura, para que sean individuos plenos y autosuficientes, sabiendo que no tienen que buscar nada afuera, ya que la verdad está en su interior.

Por supuesto que hay que cumplir con el programa de la materia que se esté enseñando, pero siempre se debe tener en claro que más importante que formar profesionales es formar individuos plenos e independientes que puedan construir su propia vida, que puedan transitar su propio camino. Esa es la verdadera educación, la que despierta a los alumnos, la que les da a los alumnos la llave de la verdadera libertad, la que los transforma como individuos. Eso es educar. Cuán lejos estamos de esto, ¿no?

Debemos reconocer que el sistema educativo actual fue concebido para sostener y perpetuar el sistema en el que vivimos. El sistema educativo fue concebido dentro del marco cultural de la Ilustración (donde la razón paso a ser el Dios de turno) y dentro del marco económico de la Revolución Industrial. Por eso la educación es encarada como si fuera una producción en serie y es por eso que las escuelas se asemejan a fábricas.

La pregunta que cabe hacerse es, ¿qué buscan producir en serie las escuelas?

Pues bien, el sistema educativo está lejos de formar individuos ya que la verdadera finalidad es producir personas que sean eficientes al sistema, de modo que el mismo se pueda sostener y perpetuar. Hoy en día, tanto las escuelas como las universidades son una fábrica de personas que sirven de engranaje a la gran maquinaria del sistema. En otras palabras, son fábricas de esclavos, no de hombres libres.

Evidentemente, la educación está en decadencia. Todo es repetir, repetir y repetir. ¿Cómo me garantizo que me vaya bien en un examen? Repitiendo exactamente lo que dice el profesor. Y si sos original y respondés desde vos mismo te castigan. ¿Por qué? Porque el sistema educativo premia al que repite, al que sigue modelos y castiga al que es original y creativo.

Y como era de esperarse en esta época, la educación terminó por volverse un negocio, donde cada vez para ser alguien, para tener la posibilidad de un buen trabajo se debe estar en especialización constante. Y así pasamos de la carrera de grado, al diplomado, maestría, doctorado y posdoctorado. Y la rueda gira y nunca termina y así se mantiene un sistema que depende exclusivamente de los ingresos de especializaciones cada vez más complejas. Mientras tanto, las preguntas más trascendentales de la vida siguen sin respuesta. Pero eso si, al lado de nuestro nombre aparecerán las siglas de ingeniero, arquitecto, doctor, MBA o PhD; y de esa forma tendremos una nueva etiqueta a la hora de presentarnos o definirnos, que soy Ingeniero, que soy Doctor, que tengo una Maestría, que soy Doctor en Filosofía, y así nos ponemos una careta más en nuestra vida, actuando cómo nos dice el paradigma de la profesión.

Por supuesto que está bien estudiar, y la educación es un pilar fundamental para crecer como persona, pero lo que estamos exponiendo aquí son los conflictos que se generan cuando el paradigma nos atrapa, nos devora y nos encadena.

Estamos en una época donde lo único que importa es acumular conocimiento, cuando lo que debemos buscar es la sabiduría. ¿De qué nos sirve tener tanto conocimiento acumulado si no lo sabemos utilizar? Sólo desde la sabiduría hallaremos la clave para tener una sociedad mejor, una sociedad donde la educación no promueva la creación de esclavos sino la formación de individuos libres.

Estimados amigos, hasta aquí llegamos con la reflexión de hoy.

Gracias por escuchar y hasta la próxima.

¿De qué nos sirve tener tanto conocimiento acumulado si no lo sabemos utilizar? Sólo desde la sabiduría hallaremos la clave para tener una sociedad mejor, una sociedad donde la educación no promueva la creación de esclavos sino la formación de individuos libres.


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Jiddu Krishnamurti