Reflexión #019
Tiempo Lineal vs Tiempo Circular: Del Pasado, Presente y Futuro a una Idea Más Trascendente
Hola queridos amigos, bienvenidos a un nuevo encuentro de Cápsulas de Sabiduría. Hoy hablaremos sobre dos concepciones del tiempo: el tiempo lineal y el tiempo circular.
Sin dudas, uno de los conceptos más difíciles de definir es el tiempo. En principio, todos entendemos de qué se trata el tiempo pero si tratamos de explicarlo nos encontraremos ante una situación muy compleja. Lo primero que se nos viene a la mente cuando hablamos del tiempo, es que hay un pasado, un presente y un futuro. Es decir, hay un transcurrir, un avance del tiempo. Intuitivamente, la forma en que percibimos el tiempo es la correspondiente al tiempo lineal. Se trata de una línea recta donde podemos identificar un antes y un después, un atrás y un adelante, un comienzo y un fin.
Por lo tanto, en el tiempo lineal se instala la idea de un avance hacia adelante, de un objetivo por alcanzar. Esa es la idea del tiempo que tenemos en la época en que vivimos. Es la idea del progreso, es decir, el tiempo que transcurre debe dar frutos. Es el tiempo productivo. Por eso, cuando no lo encaramos de esa manera decimos que estamos perdiendo el tiempo. La máxima de esta noción del tiempo es la que afirma que el tiempo es dinero. Claramente, podemos ver que la puesta de sentido con esta concepción está en el afuera.
Sin embargo, si analizamos con más detalle esta concepción podremos ver que en realidad el pasado ya no es y el futuro aún no ha sido, o sea que el pasado y el futuro no existen, sino que vivimos en un eterno presente, o como diría Eckhart Tolle en un eterno ahora. En ese caso el tiempo sería como un continuo ahora, un continuo ahora que por supuesto, cambia. Por eso podríamos decir que el tiempo no es estático, sino que es dinámico, está siempre cambiando; el tiempo es cambio.
Como afirmaba el filósofo francés Henri Bergson, el tiempo es un movimiento, un flujo, una continuidad; es creación, es la movilidad misma del Ser. Cuando el tiempo es experimentado de esa forma, como un continuo, como un eterno ahora, se rompe la linealidad, el tiempo pasa a ser un punto, un todo. Y es ahí cuando damos lugar a la concepción circular del tiempo.
En el tiempo circular no hay comienzo ni final, ya que lo circular no comienza ni termina. Por lo tanto, ahí se manifiesta la diferencia fundamental entre ambas concepciones. El tiempo lineal es una recta donde se da pasado, presente y futuro, y por lo tanto, hay devenir, el futuro es proyección del pasado a través del presente. En cambio en el tiempo circular no hay devenir, no hay comienzo ni final, simplemente todo es, por lo tanto, el futuro es el mismísimo Origen, es decir, el futuro es el Espíritu, el Sí mismo. Es tal cual la referencia que habíamos hecho de Bergson: el tiempo es la movilidad misma del Ser.
Dijimos entonces, que en el tiempo lineal, es decir, en el tiempo cronológico, el futuro no es más que una proyección del pasado a través del presente. En ese caso, concebido de esa manera, el tiempo lineal se convierte en una prisión. Allí tiene sentido la expresión de que “en la vida todo vuelve”, la cual es una forma de hacer referencia al eterno retorno. Para evitar esa repetición de las circunstancias debemos romper las cadenas del tiempo lineal, debemos romper las cadenas de Cronos.
Si lo pensamos bien, el tiempo lineal se sostiene cuando seguimos los deseos del otro, cuando no damos respuesta desde nosotros mismos. En cambio, cuando estamos orientados al Sí mismo, siempre somos, y por lo tanto, nos sostenemos en el tiempo circular, en el Origen. Por eso uno de los símbolos del Espíritu es la roca, ya que no necesita devenir en el tiempo, permanece inalterable en el tiempo. Debemos terminar con el pasado, con lo viejo, para que lo nuevo, lo desconocido, esa inmensidad pueda ser. Hay que tener el valor de terminar con el pasado, que el pasado no se proyecte más en el futuro, esa es la muerte que vale la pena, la muerte del pasado.
Es importante mencionar que el tiempo circular también hace referencia al movimiento de la naturaleza y de los astros, donde todo nace, se conserva por un tiempo, para luego renovarse o destruirse (esto es lo que se conoce como la trinidad de la creación ó trinidad sagrada). Pensemos en el ciclo del día y la noche, en el ciclo de las estaciones, en el movimiento de los planetas y los astros alrededor de un centro. En este sentido, según las antiguas escrituras el año terrestre original tenía 360 días, equivalente a los 360 grados de una circunferencia.
Bajo esta tradición, y tal cual se afirma en la cosmología hindú, en el mundo se dan cuatro etapas de un ciclo que se repite constantemente (dicho ciclo se denomina kalpa). Esas fases o etapas en las que se divide el ciclo se denominan yugas y se las conoce como la edad de oro, la edad de plata, la edad de bronce y la edad de hierro, a la cual también se la llama Kali Yuga. En ese ciclo cuaternario se va desde el esplendor, desde la luz, hacia la decadencia, la sombra, la oscuridad. Es un ciclo que va del orden al desorden, es decir, el desorden va en aumento, tal como postula la física con el concepto de entropía.
Como marca la trinidad, el ciclo va de la creación a la renovación o destrucción. Actualmente, según los registros de la tradición estamos en la edad de hierro, el Kali Yuga. De ahí la decadencia en todos los ámbitos que vivimos en esta época. Tanto a nivel planetario como a nivel individual está en juego hacia dónde vamos, si vamos hacia la destrucción, o hacia la renovación.
De todos modos, si lo analizamos en un nivel más profundo, este ciclo, este patrón, es algo que viene de afuera. Por lo tanto, la clave para el individuo es ir más allá de este ciclo, trascenderlo dando respuesta desde lo propio. Recordemos que desde el Sí mismo siempre podemos ir más allá de cualquier ley, patrón o paradigma. La mayoría de las personas van hacia dónde los lleva la corriente. Inmersos en el tiempo lineal, la gente va para donde va el tiempo. Como individuos, debemos salir de ese esquema lineal, debemos polarizarnos en el Sí mismo, dando respuesta desde lo propio.
Para los que quieran seguir reflexionando les recomiendo escuchar una canción que de algún modo podríamos decir, se relaciona con esto que charlamos, el tema en cuestión es Time of your life de la banda americana Green Day.
Gracias por escuchar y hasta la próxima.
Si lo pensamos bien, el tiempo lineal se sostiene cuando seguimos los deseos del otro, cuando no damos respuesta desde nosotros mismos. En cambio, cuando estamos orientados al Sí mismo, siempre somos, y por lo tanto, nos sostenemos en el tiempo circular, en el Origen.
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