Reflexión #001

Sobre la Verdad ¿Es única la verdad? ¿Cómo tenemos la certeza de que algo es verdadero?

Hola a todos, bienvenidos a Cápsulas de Sabiduría. En este primer encuentro vamos a hablar y a reflexionar sobre la Verdad. ¿Qué es la verdad? ¿Es posible llegar a ella? ¿Cómo?

A lo largo de nuestras vidas hay momentos dónde nos hacemos esas preguntas que entrañan una profundidad existencial notoria. Desde el origen del hombre, y a lo largo de todas las culturas, las cuestiones centrales que se plantea el ser humano se encauzan en el sentido de la vida. Quiénes somos y para qué existimos pasan a ser planteos básicos de cualquier sujeto. Por supuesto, hay personas que devoradas, es decir, fagocitadas por la cotidianidad de la vida, por la cotidianidad de la existencia, por los propios engranajes del sistema del que forman parte y en el cual se mueven, jamás llegan a hacerse esas preguntas, o en el mejor de los casos, y en general motivadas por circunstancias excepcionales, se plantean esas cuestiones en contadas situaciones.

Pues bien, bienvenido sea el momento en que nuestro ser se abre a esos planteos y reflexiona sobre los mismos. Tan elevada causa requiere de mucha atención y lucidez. Sin embargo, las respuestas satisfactorias a cualquier cuestionamiento existencial sólo llegarán cuando abrevemos, es decir, cuando bebamos en las aguas que brotan del manantial de la verdad. Ahora bien, ¿cómo llegamos a esas aguas? ¿Cómo arribamos a ese manantial de la verdad? Y mejor aún, ¿cómo podemos tener la certeza que se trata del manantial que buscamos?

Es aquí donde daré mi punto de vista, y recalco, es sólo mi opinión. No existe una verdad absoluta, única. Siguiendo con la metáfora del manantial, no hay una única fuente de agua a la que todos debamos llegar para beber de ella. Yo creo que la verdad es individual, es propia. Es nuestra verdad. Lo que te estoy exponiendo ahora es mi verdad. Nada más que eso. Nadie es dueño de tu verdad, sino que cada uno es dueño de su propia verdad.

Y justamente eso es liberador, ya que al ser individual, es decir del individuo, la verdad propia rompe las cadenas de la cultura, rompe las cadenas de los mandatos familiares, rompe las cadenas procedentes de la mirada del otro. En otras palabras, al ser portadores de nuestra propia verdad nos convertimos en seres íntegros y maduros, nos convertimos en individuos. Esto es lo que el psicoanalista suizo Carl Gustav Jung llamó proceso de individuación.

Pero si bien esta concepción de ser dueños de nuestra propia verdad es liberadora, conlleva una gran responsabilidad.

Primero, que al ser nuestra, requiere que salgamos al encuentro de nuestra verdad. Debemos encontrarla a lo largo de la vida. Esa verdad puede estar presente en un libro, en una película, en una palabra, en un lugar, en una situación, en cualquier parte. ¿Y cómo la reconocemos? Pues bien, simplemente resonará, es decir, vibrará en nuestro interior. Porque si bien al principio será algo externo lo que despertará nuestra conciencia, finalmente llegaremos a la conclusión de que esa verdad siempre estuvo en nosotros, en nuestro Ser. Así la reconocemos. Y ahí la hacemos propia. Si bien siempre había estado en nosotros, en ese momento que tomamos conciencia, la hacemos propia, la apropiamos.

Segundo, ser dueños de nuestra propia verdad también requiere una gran responsabilidad porque depende de nosotros construirla. Lo más cómodo sería que alguien externo nos brinde la verdad, de esta forma nos evitamos reflexionar y encontraremos las respuestas a todas las preguntas que nos hagamos. Sin embargo, eso evita que nos convirtamos en individuos. Seremos uno más del rebaño que estará encadenado a las creencias y los mandatos de turno. El sistema podrá moldearnos a su voluntad. Y lamentablemente la mayoría de las personas en el mundo están en esa situación. Y lo peor de todo, la mayoría no tiene conciencia de esa situación.

Por lo tanto, al ser portadores de nuestra propia luz, de nuestra propia antorcha por así decirlo, iremos construyendo nuestra verdad a medida que la reconozcamos en todo lo exterior, cuando resuene, es decir, cuando vibre en nuestro interior.

Y en este punto reflexionemos aún más. Si la verdad encontrada en algún libro, en alguna palabra resonó en nosotros quiere decir que la verdad siempre estuvo en nosotros. Sólo que al encontrarla afuera tomamos conciencia de que ya la teníamos. Es decir, que ese manantial de agua que estábamos buscando está en nosotros mismos, en nuestro interior, en nuestro Ser. Es por eso que la verdad no es absoluta, sino que cada individuo tiene su propia fuente de aguas de la verdad. Y es responsabilidad del individuo beber de sus propias aguas.

Querido amigo, querida amiga, espero que las palabras que conformen tu verdad hayan resonado en tu interior para que comiences, o mejor aún, continúes con la construcción de tu propia luz. Lo que acabas de escuchar no es más que mi verdad. No tiene por qué ser la tuya. Es tu tarea y tu responsabilidad encontrarla. Así romperás las cadenas del afuera, y serás un individuo constituido a imagen y semejanza del Sí mismo.

Gracias por escuchar y hasta el próximo encuentro.

Es por eso que la verdad no es absoluta, sino que cada individuo tiene su propia fuente de aguas de la verdad.


Si deseas hacer algún comentario te invito a que lo hagas a través de nuestras redes sociales: Facebook, Instagram y YouTube.

También puedes escuchar esta reflexión a través de las plataformas de Podcasts más populares:

Apple Podcasts
Google Podcasts
Spotify
iVoox

INFO RECOMENDADA PARA ESTA REFLEXIÓN:

Carl Gustav Jung