Hola queridos amigos, bienvenidos a un nuevo encuentro de Cápsulas de Sabiduría. Hoy hablaremos sobre la importancia de escuchar lo que realmente se dice y cómo los medios manipulan la información para imponer su verdad.
Habíamos visto anteriormente en la reflexión sobre la psicoterapia que el objetivo de la misma es poder escuchar lo oculto en las palabras, poder ver las verdaderas intenciones que hay en lo que se dice. En última instancia debemos tener conciencia de cuando hablamos nosotros mismos y cuando las palabras que decimos las dice el otro.
Hay que escuchar más allá de lo que se dice, hay que escuchar lo real de lo que se dice, lo que verdaderamente se dice en la familia, en el trabajo, en la sociedad. Ese es el arte al que nos referimos, escuchar realmente lo que se dice en cualquier ámbito es sin dudas un arte que debemos practicar si queremos ser los dueños de nuestra propia vida. Y es en este sentido que analizaremos el discurso que baja desde los distintos medios de comunicación.
Si lo pensamos con detenimiento, veremos que los medios en definitiva tratan de imponer cual debe ser nuestra verdad. En un momento la verdad, la realidad, la construía la iglesia y ahora quien se encarga de eso es la ciencia y los medios de comunicación. Por ejemplo, una de las frases que suele decirse en el ámbito comunicacional es que el periodismo nació para decir la verdad. Ahora bien, la pregunta que nos debemos hacer entonces es, ¿la verdad de quién dicen los medios y el periodismo? La respuesta es que sólo dicen la verdad de ellos. Lo que dicen los medios no tiene porque ser nuestra verdad. Debemos considerar que sólo hay interpretaciones. Y lo que importa es que seamos nosotros quienes construyamos nuestra propia verdad, nuestra propia realidad.
El poder comunicacional lo que busca es imponernos lo que debemos pensar. Es decir, pienso lo que el otro me dice que piense. De esta forma, el sujeto se convierte en un mero objeto. Pensémoslo un poco, los medios bajan línea de cómo debemos ser, de cómo debemos comportarnos, de qué es lo importante en la vida, en fin, nos dicen dónde tiene que estar puesto nuestro sentido. Los medios bajan línea de lo que está bien y lo que está mal, una especie de sermón con los principios morales que todo buen ciudadano debe seguir. Es decir, bajan línea de los designios y mandatos que se deben cumplir. Y eso no es más que la ley del otro, son los paradigmas del afuera.
El poder comunicacional en todas sus formas, televisión, radio, diarios, revistas e internet, bombardea con sus ideas e intereses a la sociedad, de manera que la misma termine pensando lo que el sistema quiere que piense. Esto es lo que el filósofo francés Michel Foucault denominó sujetar al sujeto. De alguna manera podemos decir que los medios buscan sujetar al sujeto, retenerlo. El sujeto se transforma así en lo que Heidegger llamaba ser inauténtico. Es decir, es un ser que no actúa ni piensa por sí mismo, cree que es libre, pero en realidad está manejado por los paradigmas y mandatos del otro.
Un ser inauténtico se deja llevar por la marea tempestuosa de la publicidad, las habladurías y los chismes; o como decía el propio Heidegger un ser inauténtico tiene avidez de novedades (pensemos por ejemplo en lo que hoy en día representan las redes sociales). Estos estímulos constantes hacen que la persona esté saltando de un lado a otro y nunca tenga un espacio para estar consigo mismo, para escuchar su propia voz, su propio juicio. El ciudadano común, el de la masa, se convierte así en un zombi, en un muerto en vida, que va hacia dónde va el rebaño, la corriente.
Emitiendo constantemente sus ideas como si fuera la verdad, el sistema va construyendo lo que se conoce como sentido común o como diría Foucault, lo normal. Tengamos en cuenta que muchas repeticiones hacen una verdad. La realidad planteada en estos términos es entonces una construcción del medio. Sin embargo, no debemos olvidar que la realidad en sí misma es un hecho, nada más que eso. Por supuesto ese hecho está sometido a las interpretaciones de los distintos medios. Y si una misma interpretación es repetida constantemente termina imponiéndose como verdad.
Dicha técnica, dicha modalidad es la que usan los medios para manipular la información tanto a nivel social como político (justamente un ejemplo típico de manipulación viene dado por el discurso de los políticos). Por eso vale la pena reflexionar sobre los medios, sobre el poder. Tomar una actitud crítica de lo que escuchamos en los medios. Analizar qué es lo que realmente dicen cuando nos comunican algo. Hasta donde dejamos que nuestra realidad venga dada por el otro. Debemos pensar por nosotros mismos y dejar de ser pensados por el otro.
El objetivo de los medios es que la persona no piense por sí misma. Se busca uniformizar, normalizar a la sociedad. Al imponer sus ideas en la sociedad van imponiendo el conocido sentido común. La verdadera intención de eso es hacer único el pensamiento de la sociedad. Se busca uniformizar a las personas, lograr que la mayoría tenga las mismas inquietudes, las mismas necesidades, que piensen igual.
A través de la publicidad y el marketing se logran imponer deseos. ¿Y todo esto para qué? ¿Qué se busca uniformizando la sociedad? Lo que se busca es incentivar la sociedad de consumo. Si toda las sociedad está conformada por personas iguales, homogéneas, cuando se desarrolla un producto para ese perfil, para ese estereotipo, entonces la venta está dirigida a toda la sociedad. Se logran vender productos y servicios en mayor cantidad.
Si corremos el velo, detrás de todo esto está el paradigma actual del poder y el dinero, el cual se rige con la relación costo/beneficio. De aquí es que surgen conceptos como el de la familia tipo, se busca uniformizar todo; ya no se trata de pensar la sociedad como un conjunto de individuos libres, sino de pensar la sociedad como el mismísimo mercado. Esa idea es funcional al sistema.
Recuerdo una película donde todo esto que estamos hablando queda bien planteado, el nombre de la misma es Están Vivos (They Live, en inglés). Es una película del año 1988 dirigida por John Carpenter. En la misma, el protagonista descubre unos anteojos de sol que le permiten ver el verdadero mensaje que hay detrás de los carteles de publicidad.
Otra película interesante es Cadenas de Roca del año 1951, protagonizada por Kirk Douglas, y también titulada como El Gran Carnaval o Ace in the Hole en inglés. La película cuenta cómo un periodista manipula inescrupulosamente la historia de una persona que queda atrapada en una gruta, al punto de generar una gran farsa alrededor del verdadero evento para su propio beneficio. La farsa montada irá creciendo de un modo tal que en un momento el protagonista pierde el control de la situación. Un claro ejemplo de cómo la verdad puede ser manipulada por el periodismo y los medios.
Mis queridos amigos, si desarrollamos la capacidad de escuchar más allá de lo que se dice, podremos usar esa capacidad como advertencia, y de esta forma, evitaremos caer en las redes de los paradigmas y argumentos de la época, evitaremos caer en las redes del deseo del otro.
Hasta aquí llegamos con la reflexión de hoy.
Hasta la próxima y gracias por escuchar.