Reflexión #016

¿Qué es el Amor? ¿Puede haber amor sin objeto, sin razón, sin causa?

Hola queridos amigos, bienvenidos a un nuevo encuentro de Cápsulas de Sabiduría. Hoy hablaremos sobre uno de los temas más pensados, discutidos y quizás más difíciles de definir: el Amor.

Que tenga tantas interpretaciones deriva del hecho de que puede ser visto desde distintos tamices; todo dependerá de la lente que estemos utilizando. Por ejemplo, el amor analizado desde la personalidad pareciera que consiste en la búsqueda de algo que nos falta, de algo que necesitamos encontrar para sentirnos completos; es algo que nos completa. De esta forma, bajo este cristal, si es algo que nos falta, el amor es algo que se tiene o no se tiene, es decir, está enfocado en el tener.

De acuerdo a nuestra sociedad, el amor se concreta cuando se está en pareja, siendo la expresión máxima de esa cristalización el matrimonio. ¿Y cuál es el problema con esta concepción? Básicamente que la puesta de sentido sigue estando afuera. Dependemos de encontrar algo afuera para ser plenos y felices. Justamente esa es una de las razones por las que muchas veces se genera un dolor o un sufrimiento profundo cuando hay una ruptura de pareja. Por supuesto que la ruptura de un vínculo basado en el respeto y el cariño genera un sentimiento de tristeza, pero si la relación era sana ese dolor debiera ser temporal. Por eso, en nuestra época, el sufrimiento y el apego suele ser tomado como medida del amor que se siente: mientras más duele, mientras más se sufre, mientras más pendiente estoy del otro es porque estoy amando más. Y ese dolor o sufrimiento con el que se suele asociar al amor es también la razón por las que muchas personas deciden cerrarse al mismo y presentar así una postura escéptica al respecto.

Si seguimos reflexionando, veremos que en nuestra sociedad al amor se lo suele vincular con la concreción de algún objetivo: llegar al matrimonio puede ser uno de ellos (aunque vale mencionar que el matrimonio al día de hoy no sea más que un contrato con derechos y obligaciones). Por su parte, si lo vemos bajo el cristal de la sexualidad, podemos pensar al amor como un medio para obtener placer, o incluso bajo la mirada de la reproducción podemos ver al amor como un medio para perpetuar la especie.

Sin embargo, ¿va por alguno de esos caminos el verdadero amor? Pareciera que no, ya que como diría Krishnamurti, no se puede amar si el propósito es simplemente lograr un resultado. En general, cuando se inicia una relación existe una gran atracción que se mantiene durante toda la etapa de enamoramiento, sin embargo, ¿Es esa atracción el amor? Pues para mi forma de verlo el concepto de amor es mucho más grande que el sentimiento que se puede generar en una relación de pareja, incluso va más allá del sentimiento que se puede sentir hacia los hijos u otras personas. Acaso no se puede sentir amor hacia cualquier cosa, idea o circunstancia.

Bajo ese razonamiento, el amor siempre sería hacia algo, sentimos amor hacia una persona, hacia una cosa, hacia una idea, es decir, el amor bajo este análisis siempre requiere de un objeto. La pregunta que cabe hacerse entonces es ¿puede haber amor sin objeto, sin razón, sin causa?

Pues bien, yo creo que sí. Pero para ir por ese camino, debemos cambiar de plano, debemos ir a un plano más trascendente, al plano del Espíritu. Si nos quedamos en el plano de la personalidad y el alma siempre estaremos bajo la limitación del amor hacia algo, de la necesidad de una causa para que haya amor. Por eso, para la personalidad, el amor incondicional es lo más alto a lo que puede aspirar y quizás lo más representativo de este caso sea el amor que siente una madre por sus hijos. Sin embargo si nos polarizamos en el plano del Espíritu podremos llegar al verdadero amor, al amor sin causa. ¿Y cómo lo podríamos definir? ¿Cómo se podría definir al amor sin causa?

La forma más simple que encontré para expresarlo es la siguiente: el amor es dar sin esperar nada a cambio; amar es dar sin esperar nada a cambio. Como el Sol, que todos los días nos da su luz y calor incondicionalmente, a todos, sin discriminar y pedir nada a nadie. Todo en la Naturaleza es un reflejo de ese dar sin esperar nada a cambio. Ese es el verdadero amor.

Si reflexionamos aún más, nos daremos cuenta que el mismo Espíritu es el amor verdadero. El Espíritu, es decir, el Ser, el Amor, no está regido por la ley causa-efecto, es acausal; y es neutro ya que no tiene opuesto. Por eso el Amor y el Espíritu están más allá de la vida y de la muerte, más allá de la dualidad de los opuestos, más allá del péndulo. Por eso me gusta considerar la etimología de la palabra amor que deriva de a-mort, es decir, sin muerte, lo que no muere, lo que está más allá de la muerte. Por eso el Espíritu es liberador, porque rompe con el paradigma de la vida y la muerte, rompe con el paradigma de la ley del afuera. Por eso el Espíritu es inmortal.

Y bajo ese cristal cambia todo. Bajo ese cristal, amar es liberarse del miedo, ya que donde hay amor verdadero hay libertad. Y ahí tenemos la llave para salir de cualquier situación. ¿Cómo salimos de todo? Con la redención del Amor. Una frase que siempre recuerdo y que expresa esto último es una de las leyes de los antiguos Kobdas: El amor es el mago divino que salva todos los abismos. Ahí está la clave de todo.

Mis queridos amigos, nuestra esencia, el Ser, el Espíritu es Amor; el sentido de la vida es amar. Amando experimentaremos la grandiosidad del Espíritu.

Bueno, hasta aquí llegamos con la reflexión de hoy. Gracias por escuchar y hasta el próximo encuentro.

¿Cómo se podría definir al amor sin causa? La forma más simple que encontré para expresarlo es la siguiente: el amor es dar sin esperar nada a cambio; amar es dar sin esperar nada a cambio.


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