Reflexión #013

Los Paradigmas de la Cultura: La Religión

Hola queridos amigos, bienvenidos a Cápsulas de Sabiduría. Hoy continuaremos viendo los paradigmas de la cultura. En este encuentro analizaremos el paradigma de la religión.

Como habíamos mencionado en un encuentro anterior, el paradigma de la religión está centrado en el verbo creer, su verbo focal es el creer. Las distintas religiones imponen a sus seguidores qué es lo que deben creer, qué es lo que está bien y qué es lo que está mal, a modo de ley bajan línea sobre los mandatos que se deben cumplir para ser una buena persona y merecer el cielo.

Por ejemplo, analizando las religiones monoteístas, tenemos que en el Cristianismo, la ley queda representada por los diez mandamientos de Moisés y en modo resumido, con los dos preceptos de Jesús: amarás a Dios sobre todas las cosas y amarás al prójimo como a ti mismo. Por su parte, en el Judaísmo, la ley viene dada por la Torá y en el Islam, los preceptos de Mahoma están presentes en el Corán. Cada religión tiene su ley que garantiza el paraíso a sus seguidores si cumplen con todos los preceptos. Dicho de manera sencilla, cada la religión nos dice qué es lo que hay que creer para ser felices. Por eso decimos que el verbo dónde se enfoca este paradigma es el creer.

Analizando la etimología de la palabra religión, la misma proviene del término latino religare, el cual hace referencia a religar, a unir. Sin embargo, en vez de lograr esa unión entre hermanos, las distintas vertientes religiosas terminaron separando a los seres humanos, al punto de haber conflictos constantes derivados de temas religiosos. En la historia se dieron grandes matanzas en nombre de Dios: desde las famosas cruzadas cristianas a las masacres generadas en América por parte de los colonizadores con el fin de evangelizar a los habitantes originarios de esas tierras.

Podemos decir que en estos tiempos, la religión se encuentra en decadencia. Si tomamos de ejemplo a la Iglesia Católica, veremos que cada vez hay más cuestionamientos de sus fieles hacia sus métodos y hacia la cúpula jerárquica de la misma. Supuestamente son ellos los portadores de la verdad.

Tomemos por ejemplo, el hecho de confesarse ante un cura. En dicho proceso está implícito el hecho de que sólo a través del cura podemos llegar a la verdad, llegar a Dios, si o si debe estar él como intermediario. Claramente, se trata de un mecanismo de dominación, y detrás de todo siempre la culpa. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa; suena conocido, ¿no?

De esta forma, no se hace más que generar fieles dependientes de un sacerdocio que de sabiduría e iluminación tienen muy poco. Cuantas veces se escuchan en las iglesias sermones aburridos y obsoletos que lo único que hacen es volver rutinario algo que debería ser sagrado como lo es la búsqueda del Espíritu y la verdad. Bajo las figuras del pecado y el infierno se crean cadenas de culpa, dependencia y resignación. Y si bien a lo largo de la historia se fueron modernizando varias de esas ideas, las mismas continúan encadenando inconscientemente a la mayoría de la gente. Y en definitiva, en vez de liberar, la religión termina atando, oprimiendo. ¿Y por qué es así? Porque dejamos que sea el otro quien nos dice lo que está bien o lo que está mal, porque dejamos que sea el otro quien nos dice qué es que lo debemos creer.

En definitiva, nos digan lo que nos digan, no es más que la verdad del otro cuando en realidad lo que debemos hacer es buscar nuestra propia verdad. Si lo pensamos bien, rezarle a un Dios es pedirle algo a lo de afuera. Seguir el designio de uno o varios Dioses es seguir una ley externa a nosotros, es decir, no es más que seguir un paradigma o un modelo del afuera. Son creencias del otro, no nuestras.

Por eso, como siempre decimos, debemos ser capaces de encontrar nuestra propia verdad. Debemos ser capaces de crear nuestra propia religión. Debemos ser nosotros quienes construyamos nuestras creencias. Debemos ser nosotros quienes construyamos nuestro propio templo. Orientándonos hacía el Sí mismo, dejando que la luz del Espíritu ilumine nuestro templo, tendremos siempre a nuestro alcance el lugar más sagrado de todos.

Bien, damos así por concluida la reflexión del día de hoy. En el próximo encuentro hablaremos sobre el paradigma que nos falta analizar, la ciencia.

Gracias por escuchar y hasta la próxima.

Si lo pensamos bien, rezarle a un Dios es pedirle algo a lo de afuera. Seguir el designio de uno o varios Dioses es seguir una ley externa a nosotros, es decir, no es más que seguir un paradigma o un modelo del afuera. Son creencias del otro, no nuestras.


Si deseas hacer algún comentario te invito a que lo hagas a través de nuestras redes sociales: Facebook, Instagram y YouTube.

También puedes escuchar esta reflexión a través de las plataformas de Podcasts más populares:

Apple Podcasts
Google Podcasts
Spotify
iVoox

INFO RECOMENDADA PARA ESTA REFLEXIÓN:

Moisés
Jesús
Mahoma