Reflexión #012

Los Paradigmas de la Cultura: La Economía

Hola queridos amigos, bienvenidos a una nueva reflexión de Cápsulas de Sabiduría. Hoy seguiremos analizando los paradigmas de la época en que vivimos, los arquetipos o modelos que nos impone la cultura. En este encuentro analizaremos el paradigma correspondiente a la economía.

Como habíamos dicho en la reflexión anterior, el paradigma de la economía está centrado en el verbo tener. Se trata de un paradigma totalmente posesivo, donde el Ser está relegado al tener. Debemos tener para poder ser. En pocas palabras, el sistema nos impone bajo este paradigma que para ser felices debemos tener dinero. Bien materialista, ¿no? El sistema nos dice que algo tan propio e íntimo como la felicidad, en definitiva algo de nuestro interior, depende exclusivamente de algo externo como el dinero. Lo interior está subordinado a lo exterior, lo superior está subordinado a lo inferior. Como podemos ver claramente, el sentido está invertido.

Al día de hoy, un economista es alguien que sabe exactamente qué es lo hay que hacer para tener abundancia y prosperidad. Según ellos, si seguimos sus recetas terminaremos con la crisis, la inflación y la falta de trabajo. Sin embargo, cada vez hay más miseria en el mundo, más desigualdad. ¿Y por qué se da esto? ¿No era que sabían exactamente lo que había que hacer para revertirlo?

El tema es que siempre hablan una vez que se dan las circunstancias y los hechos. Como se dice coloquialmente, hablan con el diario del lunes. Es decir, una vez que las cosas sucedieron. Por eso nunca pueden solucionar nada. Porque no pueden anticiparse a los hechos.

Y esto es consecuencia exclusiva de estar enfocado en el tener. Es como un ancla que no deja ver más allá. Lo único que importa es el dinero, generar más beneficio, más rentabilidad, el resto no importa. Como diría Maquiavelo, el fin justifica los medios. Todo se puede comprar. Todo tiene un precio. Estamos inmersos en una economía de consumo, todo es una transacción, todo es algo a cambio de algo. Estamos dormidos, consumiendo todo lo que nos rodea, pensamos que somos nosotros los que consumimos los bienes y los servicios, y sin embargo, si lo pensamos con profundidad, nos daremos cuenta que en realidad son los objetos quienes consumen a las personas. Somos nosotros quienes estamos siendo consumidos por el paradigma económico.

Reflexionemos aún más, ¿cuál es el paradigma que baja la Biblia y la Iglesia con respecto al trabajo?

Te ganarás el pan con el sudor de la frente. He aquí uno de los mandatos más fuertes que aún perduran en la sociedad. ¿Y que implicancias tiene aceptar ese mandato? Pues claramente que la vida tenga que pasar por el tamiz del esfuerzo, de las cargas, del trabajo penoso.

¿Cuántas personas conocemos que se sientan plenas con su trabajo? Muy pocas, ¿no? La mayoría de la gente siente el trabajo como una obligación, algo al que se está condenado a dar la vida. De ahí la pesadez de la existencia que sienten las personas. Todo es sacrificio, esfuerzo, trabajo.

Y la rueda gira, y siempre hay que pagar las cuentas a fin de mes. Cada vez necesitamos más tiempo. Las veinticuatro horas del día ya no nos alcanza, se nos va la vida en el trabajo. Si analizamos con atención veremos que somos esclavos del trabajo. Sin él, sin el trabajo, no tenemos dinero, y sin dinero no podemos ser. Como dijo Nietzsche: el trabajo es la religión de los esclavos, no del hombre libre.

¿Y cómo llegamos a esto? Llegamos a este punto exclusivamente por seguir el arquetipo, por seguir el paradigma del tener, por seguir el mandato de “Te ganarás el pan con el sudor de la frente”. Y así, silenciosamente, el paradigma nos encadenó con estas ideas. Por eso llegamos al colmo que hoy un economista nos dice lo que hay que tener para ser plenos y ser felices.

Lo que debemos tener en claro es que todos esos paradigmas, mandatos y modelos vienen de afuera. Son del otro. No son propios. Por lo tanto, para liberarnos de los mismos, para evitar que esos paradigmas nos devoren, debemos posicionarnos en el Ser, en el Sí mismo. De esta forma seremos capaces de crear nuestra propia economía. Es decir, seremos los dueños de nuestra propia verdad respecto a la economía. A eso debemos apuntar, ser nosotros los jueces de nuestra vida, ser nosotros quienes decidan lo que es bueno para nosotros, no el otro.

Por eso, querido amigo, querida amiga, espero que estas palabras te hagan reflexionar para que puedas encontrar tu propia economía. En cuanto a esto, te puedo comentar una idea que puede servirte de guía en la búsqueda de tu propia economía. Creo que lo mejor es que el sustento de vida venga derivado de nuestra forma de vida. Es decir, las actividades a las que más tiempo le dedicamos en nuestra vida personal, debieran ser las que generan de algún modo nuestro sustento. De esta forma seremos nosotros mismos.

Bueno, hasta aquí llegamos con la reflexión de hoy.

Hasta la próxima, y gracias por escuchar.

Si analizamos con atención veremos que somos esclavos del trabajo. Sin él, sin el trabajo, no tenemos dinero, y sin dinero no podemos ser.


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