Hola queridos amigos, bienvenidos a un nuevo encuentro de Cápsulas de Sabiduría. Hoy terminaremos de analizar los paradigmas de la cultura los cuales iniciamos a ver hace tres encuentros. El paradigma sobre el cual reflexionaremos esta vez es el de la ciencia.
Como habíamos dicho anteriormente, el verbo donde está centrado este paradigma es el saber. Todo el discurso de la ciencia gira en torno al saber. Como bien saben, a mediados del siglo XVIII se puso en marcha en Europa el movimiento cultural que se denominó Ilustración. El mundo occidental venía de transcurrir la llamada Edad Media, una época de estancamiento a nivel intelectual, dónde toda la verdad estaba depositada en un Dios cada vez más cuestionado. Dicho proceso finalmente se agotó y dio lugar a una renovación en el campo de las artes y las ciencias. El famoso Renacimiento surgía así con hombres de la talla de Leonardo da Vinci, Galileo y Descartes. Los frutos de esa renovación los tomó el Iluminismo, y es así como la razón pasó a ocupar el lugar de Dios. La ignorancia del hombre era barrida de una vez por todas gracias al conocimiento y la razón, la Diosa Razón.
A partir de allí, comenzó a erigirse un exagerado culto al intelecto, al saber. Tal es así, que al día de hoy un científico nos dice lo que hay que saber para ser plenos y felices. Sabe exactamente lo que necesitamos. Sin embargo, el saber también tiene sus limitaciones. Por supuesto que la lógica y el razonamiento son herramientas muy útiles, y gracias a ellas podemos realizar un sin fin de actividades necesarias y productivas, sin embargo, la lógica también es utilizada para sostener mentiras. Es que enmascaradas en la falsa lógica, las mentiras logran convencer a muchas personas. La lógica y el razonamiento son herramientas muy beneficiosas para el hombre sabio, pero también pueden convertirse en el amo más tirano cuando nos encadenan con sus limitaciones.
Fijémonos en una cosa: estamos en la época donde más instrucción y educación hay, debemos ser la sociedad más instruida de la historia, pero sin embargo, no hay trabajo y la situación social no mejora. Hoy en día estamos rodeados de expertos que nos dicen exactamente qué es lo que hay que hacer para tener trabajo, para tener pareja, para tener salud, para ser exitosos. La televisión e internet están llenos de paneles de expertos que exponen todo lo que se debería hacer; a nivel económico habría que hacer esto y aquello, a nivel político esto y esto otro, y sin embargo, no se soluciona nada. Todos los expertos encuentran explicaciones una vez que sucedieron las cosas. Como se dice vulgarmente, hablan con el diario del lunes.
Tenemos el saber pero no lo usamos a nuestro favor, nos devora. El problema con que nos devore el paradigma de la ciencia, como con cualquier otro paradigma, es que quedamos atados a que la verdad nos la imponga ella. Y cuando el paradigma de la ciencia nos devora, quedamos encadenados como Fausto, que terminó vendiendo su alma al demonio por todo el conocimiento del mundo.
Por supuesto que no hay que dudar de la gravedad, la electricidad y el magnetismo, pero no podemos dejar que las verdades más importantes y sagradas nos las imponga la ciencia o cualquier otro paradigma. Tampoco vamos a dejar de sacar provecho de la tecnología, pero debemos estar atentos a que la misma no nos absorba. Cuantas horas estamos conectados a la televisión, internet y el celular haciendo cosas intrascendentes. ¿Cuánto tiempo y energía se nos va por día en actividades que no tienen valor? Es ahí donde debemos estar atentos para que la tecnología no nos consuma a nosotros mismos.
Hemos estado tan ocupados en el estudio del mundo exterior que casi nos olvidamos de nuestro interior. Las preguntas más trascendentes sólo tendrán respuesta desde nuestro interior, desde nosotros mismos, no desde la ciencia. Debemos dejar de buscar el conocimiento en el afuera y en cambio, debemos poner el foco en la sabiduría de nuestro interior. De esta forma nos daremos cuenta que las respuestas que buscamos no están en la ciencia ni en ningún otro paradigma. Las respuestas que buscamos están en nosotros. Las respuestas están en el sujeto, en el individuo. De esta forma seremos capaces de ir más allá de todos los paradigmas, podremos crear nuestra propia política, nuestra propia economía, nuestra propia religión y nuestra propia ciencia. Seremos los dueños de nuestra propia verdad. Seremos los dueños de nuestra propia vida. Seremos los constructores de nuestra propia realidad.
Querido amigo, querido amiga, espero que encuentres la verdad que buscas en ti mismo, más allá de todo paradigma.
Gracias por escuchar y hasta el próximo encuentro.