Reflexión #004
La Verdadera Libertad ¿Qué es ser libre? ¿La libertad tiene un precio?
Hola querido amigo, querida amiga, bienvenido a una nueva reflexión de Cápsulas de Sabiduría. Hoy meditaremos sobre la libertad, sobre la verdadera libertad.
Vimos anteriormente que para ser individuos maduros debemos ser nuestro propio juez. Dijimos también que nuestras acciones las debemos juzgar con la vara del amor. Somos nosotros quienes debemos tomar las riendas de nuestras vidas, e independizarnos de la mirada del otro. Romper las cadenas y las ataduras provenientes del otro. Terminar de una vez por todas con los mandatos familiares, sociales y culturales. Romper con los lazos del sistema en el que estamos inmersos, el cual nos drena la vida, nos escurre el Ser, nos succiona la energía.
Y para eso no queda más que ser libres, pararnos cara a cara con la vida y declarar nuestra libertad. Sólo así terminaremos de estar bajo la mirada del otro y quedaremos iluminados por la luz del Sí mismo, del Espíritu, de nuestra propia mirada.
Pero salir del rebaño y ser uno mismo tiene un precio; la libertad siempre tiene un precio. Por ejemplo, crecer implica separarse en algún momento de nuestros padres. Cuando decidimos ser libres, hay cosas que debemos resignar. Una de esas cosas que se deben resignar es la simpatía del otro hacia nosotros. Lo más probable es que cuando nos decidamos a ser nosotros mismos, el otro nos señale por raro o fuera de lo común. Pero bueno, justamente de eso se trata la libertad, ser independiente de la mirada del otro.
Como bien decía Jung respecto al proceso de individuación, dicho proceso no es más que convertirse en un individuo, es decir, salir del rebaño, ser uno mismo, ser nuestro propio juez desde el Sí mismo. Esa es la verdadera libertad. O como diría Krishnamurti, la libertad primera y última. La libertad primera y última es la que irradia el espíritu, el Sí mismo. Es primera y es última al mismo tiempo porque no hay devenir, no hay tiempo. Una vez que se reposa en el Espíritu, que se mora en el Sí mismo, no hay que hacer nada más, no hay que hacer, no hay que accionar para llegar a algo. Esa es la verdadera libertad.
En definitiva querido amigo, querida amiga, como venimos diciendo, cada uno es dueño de su verdad. Y el camino para llegar a la verdad es único de cada individuo. Eso también es libertad.
Por eso, para seguir brindando por la libertad, les recomiendo escuchar la canción “Libre” del gran Nino Bravo.
Gracias por escuchar y hasta la próxima.
Lo más probable es que cuando nos decidamos a ser nosotros mismos, el otro nos señale por raro o fuera de lo común. Pero bueno, justamente de eso se trata la libertad, ser independiente de la mirada del otro.
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