Reflexión #038

La Muerte de Iván Ilich y el Replanteo de la Vida | Resumen y Análisis de la Obra de Tolstói

Hola queridos amigos y amigas, bienvenidos a Cápsulas de Sabiduría. Hoy hablaremos sobre una de las obras que escribió León Tolstói al final de su vida: La Muerte de Iván Ilich.

Esta pequeña novela aborda uno de los temas más recurrentes en el autor y en la mayoría de las personas: la muerte. En la obra, y con gran lucidez, Tolstói hace recordar al lector lo importante que es realizar un replanteo de la vida para saber si la estamos transitando de forma auténtica.

La novela cuenta la historia de un hombre común, Iván Ilich, una persona inmersa completamente en el sistema, en los mandatos implícitos de la sociedad. Toda su vida se basó en cumplir con lo que se esperaba de él, su foco siempre estuvo puesto en su profesión de leyes y jurisprudencia y su situación laboral. Su objetivo en la vida pasaba por ir ascendiendo en el escalafón laboral, de modo de poder mantener un estilo de vida que estaba regido por las apariencias.

Como el propio Iván Ilich decía, la vida debía transcurrir del modo que él consideraba que debía ser: de manera agradable y decorosa. Aunque la pregunta que cabría hacerse es, ¿Agradable y decorosa para quién? ¿Para Iván Ilich? ¿O para los demás?

La vida del protagonista se va desarrollando de manera de cumplir uno a uno los mandatos que venían del otro, y es así que en un momento conoce a quién luego sería su mujer. Fue en un baile dónde él la conquistó. Iván no tenía el propósito claro y definido de contraer matrimonio, pero cuando ella se enamoró de él, comenzó a preguntárselo. Iván se preguntó, “¿Por qué no he de contraer matrimonio?”. Y fue así que nuestro protagonista se casó.

Al principio todo marchaba bien, hasta que comenzaron a llegar los hijos. El carácter de la mujer comenzó a cambiar y se volvió huraña y gruñona. Fue ahí cuando él decidió refugiarse aún más en su trabajo, pasaba allí la mayor parte del tiempo. Todo valía para estar lo menos posible en la casa. Jugar a las cartas con los amigos también ayudaba para cumplir el cometido de evasión de su hogar.

Todo marchaba de forma agradable y decorosa para nuestro Iván, hasta que un día, colocando unas cortinas en su nueva casa, sufrió un golpe en un costado de su cuerpo y comenzó a sufrir un constante dolor. Al principio sin dar demasiada importancia al caso, continuó su vida, hasta que a causa de que el dolor no menguaba, decidió consultar a un médico. Como el cuadro no quedaba claro, pasó por varios médicos más; aparentemente la causa estaba en su riñón o su intestino, aunque los médicos no podían definirlo con claridad.

Las semanas transcurrieron hasta que Iván tomó conciencia que lo que tenía era grave y aparentemente no tenía cura. Es allí cuando la vida de nuestro protagonista se vino barranca abajo y en él comenzaron a surgir cuestionamientos existenciales: ¿valieron la pena los sacrificios y esfuerzos realizados en su vida? ¿Por qué debía pasar por esto? ¿Acaso no había vivido como se debía? Esa pregunta es clave.

El protagonista se pregunta cómo puede pasar por esta angustia, por esta desolación si él había hecho todo según debía. Y es ahí donde podemos remarcar lo siguiente, sí, Iván hizo todo lo que debía según los mandatos, y según los paradigmas y arquetipos de la sociedad. Es decir hizo todo lo que los otros esperaban de él. En fin, llevó en todo momento una vida inauténtica. Sólo los recuerdos de su infancia le transmitían alegría, justamente, el período de tiempo dónde más inocentes somos, dónde más vacíos de mandatos estamos.

Y el tiempo transcurrió hasta que ella, la muerte, se le puso cara a cara. Sin más tiempo, y en un instante, Iván comprendió todo. Alguien próximo a él exclamó: ¡Se acabó! Iván Ilich escuchó esas palabras y las repitió en su alma. “Se acabó la muerte –se dijo–. La muerte ya no existe”. Y en ese momento murió.

Fijémonos nosotros en el significado de sus últimas palabras: Se acabó la muerte, la muerte ya no existe. ¿Qué quiso decir con esto el protagonista? Qué había estado muerto en vida, que toda su vida fue una farsa. Es decir, como diría Martin Heidegger, la vida de Iván fue una vida inauténtica. Jamás fue fiel a sí mismo. Todo se movió en torno a lo que el otro esperaba de él.

Fíjense que triste es llegar al final de nuestros días en el plano físico dándonos cuenta de que hemos vivido la vida de esa manera. Con cuanta amargura y disconformidad transitaríamos ese momento. Por eso queridos amigos, los invito a leer esta novela para recordar siempre el valor de vivir la vida desde lo propio, siendo fieles a nosotros mismos. Sólo así transitaremos el momento de la muerte física con paz y sosiego.

Gracias por escuchar y hasta el próximo encuentro.

Y el tiempo transcurrió hasta que ella, la muerte, se le puso cara a cara. Sin más tiempo, y en un instante, Iván comprendió todo. Alguien próximo a él exclamó: ¡Se acabó! Iván Ilich escuchó esas palabras y las repitió en su alma. “Se acabó la muerte –se dijo–. La muerte ya no existe”. Y en ese momento murió.


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INFO RECOMENDADA PARA ESTA REFLEXIÓN:

León Tolstói
Libro La Muerte de Iván Ilich
Martin Heidegger