Hola queridos amigos, bienvenidos a un nuevo encuentro de Cápsulas de Sabiduría. Hoy hablaremos sobre la importancia de estar más allá de los bienes y las relaciones.
De acuerdo al psicoanalista francés Jacques Lacan, el gran dilema ético de la vida se podría plantear en la siguiente pregunta: ¿he actuado en función de mi deseo? ¿He actuado siendo fiel a mí mismo? Para Lacan el análisis del deseo es algo de suma importancia ya que la ética en última instancia está vinculada a él.
En el seminario “La ética del psicoanálisis”, Lacan puso en evidencia el papel clave del deseo, realizando un análisis de la tragedia griega de Sófocles, Antígona. En el mito, los dos hermanos de Antígona, Eteocles y Polinices habían acordado turnarse en el trono de Tebas periódicamente. Sin embargo, tras el primer año Eteocles no le cede el trono a Polinices generando así un enfrentamiento entre ambos hermanos. Para reconquistar el trono Polinices busca apoyo en el ejército de la ciudad rival de Tebas, Argos. Regresa entonces a Tebas decidido a recuperar el trono y durante la guerra, ambos hermanos se dan la muerte mutuamente. Creonte, el tío de Antígona, se convierte así en el nuevo rey de Tebas y dictamina que Polinices, por haber traicionado a la Patria, no sea enterrado dignamente sino que su cuerpo será dejado a la deriva a merced de los cuervos y otros animales. Antígona le pide a su hermana Ismene que le ayude a honrar el cadáver de su hermano, a pesar de la prohibición de Creonte. Por temor a transgredir la ley Ismene se niega a ayudarla. De todas formas, Antígona insiste en su deseo de enterrar a su hermano Polinices, con el riesgo que eso suponía, ya que al estar fuera de la ley podía sufrir la pena de muerte. Pese a todo, Antígona permanece fiel a su deseo, e incluso no entierra a Polinices una sino dos veces, aún sabiendo que esa acción la exponía a una muerte segura. Finalmente, la desobediencia de Antígona genera un desenlace fatal: es condenada a ser sepultada viva, pero para evitar dicha agonía Antígona termina suicidándose.
En definitiva el mito presenta el dilema ético de respetar la ley o seguir el propio deseo. De seguir el deseo del otro o ser fiel a uno mismo. Como vimos, finalmente Antígona renuncia a todo en favor de su deseo. Se mantiene fiel a sí misma.
Para Lacan, no hay mayor tragedia que cuando nuestro deseo es deseo del otro. Incluso su postura firme en cuanto al deseo le valió muchas disputas con el movimiento psicoanalítico de la época, evidentemente su idea de no ceder en el deseo resultaba peligrosa y desafiante. Bajo esa idea de no ceder en el deseo, Lacan proclama la necesidad de hacernos cargo, de asumir la responsabilidad de nuestro propio deseo. En otras palabras, la puesta de sentido debe dejar de estar en el afuera y pasar a estar en nosotros. La puesta de sentido debe estar en el Sí mismo.
Es en este marco en el que Lacan aborda la ética de las cosas y las relaciones, la ética de los bienes y las relaciones. Para Lacan hay ética cuando el sujeto está por encima de las cosas y las relaciones, es decir, cuando la puesta de sentido está en el Sí mismo. Las relaciones son los roles sociales que uno va tomando: hijo/hija, hermano/hermana, padre/madre, esposo/esposa. Cuando la persona se cree alguno de esos personajes, cuando se le hace carne alguno de esos roles, entonces el sujeto se escurre, se drena. Cuando no vamos desde nosotros mismos, nos escurrimos, nos drenamos, es decir, lo que hacemos nos chupa la energía, nos consume.
Por eso, estar más allá de las cosas, de los bienes, implica para el sujeto resignificar el paradigma de fama y riqueza de la actualidad. Por su parte, estar más allá de las relaciones implica resignificar el paradigma de poder actual, donde todas las relaciones se entretejen a través del poder, muchas de ellas sólo se sostienen para lograr poder. Es decir, romper con el paradigma centrado en el tener, que dice que para ser hay que tener. Y romper con el paradigma del poder, sobre el cual se sostiene hoy en día la política. Toda la política se sostiene en base a relaciones cuya finalidad es llegar y mantenerse en el poder.
¿Quién no se encontró con problemas para ir más allá de los bienes en la propia familia? ¿Qué familia no tuvo problemas, al punto de generarse rupturas, al momento de una herencia? Debemos ir más allá de las cosas, ir más allá de las relaciones. En la época actual, son los bienes, las cosas quienes consumen a las personas. Para evitar eso, debemos ser fieles a nosotros mismos, debemos ser uno mismo en cualquier situación que tenga como argumento los bienes. Es decir, dar respuesta desde el Sí mismo ante ese argumento. Eso es estar más allá de los bienes. Y respecto a las relaciones, lo mismo, ante cualquier argumento afectivo debemos dar respuesta desde el Sí mismo. Eso es estar más allá de las relaciones.
Bueno mis amigos, hasta aquí llegamos con la reflexión de hoy. Hasta la próxima y gracias por escuchar.