Hola queridos amigos y amigas, bienvenidos a una nueva reflexión de Cápsulas de Sabiduría.
En un encuentro anterior habíamos hablado sobre quienes somos, sobre quienes somos realmente. Y habíamos concluido que nuestra esencia está más allá de nuestro cuerpo físico, más allá de nuestros sentimientos y más allá de nuestros pensamientos. Nuestro verdadero yo, trasciende todo; está más allá de la materia, de las emociones y de la mente. Nuestra esencia es la que sostiene todo eso. Y justamente, como nuestra esencia trasciende todo, incluso los pensamientos, es que no la podemos captar a través de la razón. Nuestro intelecto no alcanza para captar nuestra esencia, ya que la misma no se puede explicar.
Es equivalente a lo que habíamos visto sobre la verdad. En ese momento habíamos dicho que la verdad no puede explicarse porque si se la explica deja de ser la verdad para ser sólo una interpretación. Por eso habíamos dicho que la verdad no debe ser explicada sino mostrada. Pues bien, con nuestra esencia, el Ser, pasa lo mismo. Nunca podremos encerrarla con el intelecto, nunca la podremos contener en la mente, porque el Ser, nuestra esencia, lo trasciende.
He aquí la limitación con la que se encuentra la ciencia cuando trata de aventurarse en los reinos del Ser. En los últimos años el conocimiento del mundo físico por parte del hombre ha crecido en modo sorprendente, la Física, con la vertiginosa teoría de cuerdas parece hablar de un universo más parecido a la ciencia ficción que a lo que percibimos en la vida cotidiana. Sin embargo, las preguntas más importantes siguen sin respuesta. El conocimiento del Sí mismo sigue estando unos cuantos pasos atrás.
Somos capaces de construir estructuras y máquinas cada vez más complejas e inteligentes, el mundo está interconectado casi de forma instantánea, pero aún no logramos conocernos a nosotros mismos. No hay manera que podamos entender quienes somos.
¿Y por qué nos topamos con esta barrera que parece infranqueable? Porque como dijimos, estamos tratando de entender algo que trasciende la lógica, el intelecto, la mente.
Pero entonces, ¿cómo podemos captar nuestra esencia, el Ser? Como trasciende la razón, al Ser sólo se lo puede experimentar, vivenciar. Como decía Martin Heidegger: “Vivir a la luz del misterio de la existencia es algo que no puede explicarse sino sólo experimentarse”. Por eso mis amigos, la esencia, el Ser, el Amor, es algo que debemos experimentarlo, vivenciarlo.
¿Y cómo lo experimentamos te preguntarás? Pues simple, siendo, amando.
El Ser es como el Sol. Éste es la causa que ilumina a todo lo que existe, es la causa que nos permite ver. Sin embargo, al Sol mismo no lo podemos ver ya que nos enceguece. Es por eso que al Sol no debemos verlo sino experimentarlo, es decir, sentir su luz y calor. Y ya que expusimos una analogía, sigamos con otras para que ayuden a la compresión. Tú toma la que te resulte más significativa.
Podemos pensar que el Ser, el Amor o el Impulso, Corriente o Chispa de Vida es como la electricidad al cable. Nuestro cuerpo (tanto físico, como emocional y mental) es el cable por donde circula la corriente eléctrica (es decir, el Ser, el Impulso de Vida). Al cable le será imposible alcanzar la electricidad a través de la razón, sólo lo logrará vivenciándola, experimentándola.
Otra analogía del Ser además de la anterior puede ser la de considerarlo como una inmensa onda que se propaga a partir de un centro. Por eso decimos que el Ser no es materia, sino algo más sutil como la energía (por eso la Física postula que las ondas no transmiten materia, sino que lo que transmiten es energía, una señal).
Por último, daremos una analogía que brinda Paul Brunton en su libro El Sendero Secreto. Dicha analogía está desarrollada en torno al modelo atómico. Podemos considerar al átomo como un universo en miniatura, o mejor aún, como nuestro sistema solar. En el centro de ese sistema atómico, tenemos al núcleo conformado por protones y neutrones. En torno al núcleo se encuentra una nube de electrones girando a su alrededor. El punto de quietud absoluta alrededor del cual giran los electrones puede compararse al verdadero yo y los electrones a sus aditamentos: el intelecto, la emoción y el cuerpo.
El Yo Superior del hombre, el Ser, es inmutable. Así que toma la analogía que quieras, pero siempre recuerda que la esencia reside en el Ser, y por eso sólo se la podrá experimentar siendo.
Gracias por escuchar y hasta la próxima reflexión.